Existen dos grandes grupos de contaminaciones, los virus donde el usuario en un momento dado ejecuta o acepta de forma inadvertida la instalación del virus, o los gusanos donde el programa malicioso actúa replicándose a través de las redes.
En cualquiera de los dos casos, el sistema operativo infectado comienza a sufrir una serie de comportamientos anómalos o no previstos. Dichos comportamientos son los que nos dan la traza del problema y tienen que permitir la recuperación del mismo.
Dentro de las contaminaciones más frecuentes por interacción del usuario están las siguientes:
Mensajes que ejecutan automáticamente programas (como el programa de correo que abre directamente un archivo adjunto)
Ingeniería social, mensajes como ejecute este programa y gane un premio.
Entrada de información en discos de otros usuarios infectados.
Instalación de software pirata o de baja calidad.
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